lunes, 8 de mayo de 2017

Como siempre, la noche.
Como siempre, el silencio, la duda,
el miedo.
El lápiz, quizás, esa puerta entreabierta
al arrepentimiento y al olvido.
Ya nada es real, todos los días son idénticos.
Todo vuelve, se repite.

Este ánimo vacío, nihilista, atenaza.
Me aprisiona, me miente y me dice la verdad.
¿Qué parte de mí es la que habla?

¿Qué hago los días que no quiero estar contigo?
¿Valen más que los que sí quiero?
¿De dónde vienen pensamientos tan distintos?
¿Qué es lo que hace cambiar?
... ¿Qué cambia?

Soy algo distinto cada día.
No creo que mejor o peor,
sin embargo, irremediablemente,
lo pienso.

Esta inútil queja
por un hoy que no termina nunca,
por ese mañana que no llega jamás.

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