lunes, 14 de diciembre de 2015

Aquellos anocheceres

Ya solo recuerdo de ellos un susurro.
Aquellos pájaros que dibujaban el cielo
con sus alas humildes,
adónde habrán volado.
En su lugar han dejado una jaula
hundiéndose en el mar,
en la que me parece estar anclado.

Aquellos anocheceres buenos,
ya no guiados por los pájaros de libertad y sueño,
se han extinguido con la última lágrima de Apolo.
Ahora,
cada última hora de estos días
me parece en verdad para mi cuerpo última,
y recibo el tósigo de tus labios,
mañana, quimera arquetípica.

En este estado lúgubre fallezco,
pues el vivir es inherente al soñar.
Una vez fui hombre y estuve vivo.
Hoy miro a la vida y no la reconozco.

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